El mundo es grande, ¿pero que pasa si por desánimo o por miedo nos limitamos a un pequeño espacio y pasamos los días en el?
En realidad no pasa nada extraordinario porque estemos donde estemos y hagamos lo que hagamos el mundo siempre está en nuestra cabeza y nuestra cabeza siempre esta en él. Esta peli tiene todas las bazas para ser pretenciosa o aburrida o vacía, sin embargo mantiene ejemplarmente el equilibrio y no cae en nada de esto.
Es en la calma del huracán donde el hombre tiene que reconstruirse a través de los pedazos y pocas veces el cine se ha atrevido a mostrar esto de manera tan poco efectista como contundente.
En cierta manera, este hombre barbudo, sin saberlo, esta aprendiendo a meditar.
Y nosotros podemos ser los privilegiados espectadores de este sosegado suceso.
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